La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), considera las Nuevas Sustancias Psicoactivas (NSP) como “sustancias de abuso, en estado puro o en forma de preparados, que no estén controladas por la convención sobre narcóticos de 1961 o la convención de 1971 sobre sustancias psicotrópicas”.
Entre 2009– 2020 se han informado la aparición de 1.004 NSP a nivel mundial. En Chile, aunque estas sustancias aún registran prevalencias bajas, el número de nuevas sustancias que han aparecido en el país viene en aumento. Durante los años 2015 - 2020, se han identificado 38 NSP en el país (4 en 2015, 3 en 2016, 21 en 2017, 2 en 2018, 5 en 2019 y 3 en 2020).
Este fenómeno ha desarrollado un mercado complejo de detectar a la velocidad que evoluciona, enfrentándonos a nivel mundial a nuevos desafíos en cuanto a la vigilancia, detección e identificación de este tipo de drogas. Es por esta razón, que la realidad de las NSP se ha convertido en una preocupación para toda la comunidad internacional, tanto desde el ámbito de la oferta como de la demanda de drogas.
De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidad contra la Droga y el Delito (UNODC), “el uso de NSP a menudo se vincula con problemas de salud. En general, sus efectos secundarios van desde convulsiones a la agitación, agresión, psicosis aguda, así como un potencial desarrollo de dependencia. La pureza y la composición de los productos que contienen las NSP son desconocidas, lo que pone a los usuarios en alto riesgo, como lo demuestran las admisiones de emergencias hospitalarias y muertes...”
La información disponible sobre las NSP es limitada por lo que los consumidores a menudo no saben a qué tipo de riesgos se están exponiendo en cuanto a sus efectos crónicos, potencial cancerígeno o toxicidad, muchas veces esta información aún está en desarrollo por lo que su impacto en la salud a largo plazo aún no se conoce del todo.
Un Fenómeno de Drogas Emergentes (FDE) es un evento vinculado a sustancias ya conocidas en un país pero que muestran cambios en la composición química habitual debido a nuevos adulterantes y/o diluyentes detectados, provocando modificaciones en los contextos de consumo y generando nuevos riesgos para la salud pública.
Todo consumo de alcohol y otras drogas generan alteraciones físicas y psíquicas en nuestro organismo, provocando graves daños a nuestra salud, a corto y a largo plazo.